SELL IN MAY AND GO AWAY, DON´T COME TILL ST. LEGER DAY
Mayo: entramos en el periodo de máximo entusiasmo y complacencia. Ocurre casi todos los años.
Todo empieza con el rally de fin de año y acaba en mayo. Este año, el rally de fin de año tardó en activarse, ya que las elecciones norteamericanas retrasaron su inicio. Una vez que se despejó la incógnita y se activaron los beneficios del programa de Donald Trump, los mercados obtuvieron esa confianza necesaria para invertir. Los buenos datos macroeconómicos a nivel global, la mejora de resultados empresariales y la situación geopolítica de cierta estabilidad, han cerrado esa sensación y realidad de entusiasmo y complacencia.
¿Por qué pensamos que esta tendencia acaba en mayo?
Es conocida la frase “vende en mayo y vete” (sell in May and go away). El origen de este dicho popular procede de una costumbre en la época en la que se empezaban a celebrar en Londres apuestas deportivas típicas del verano que acababan con las carreras de caballos que se celebraban durante cuatro días a mediados de septiembre (“St Leger Stakes”). Por ello el dicho, “Sell in May and go away; don’t come back till St. Leger Day”.
¿Hasta cuándo hay que estar fuera de los mercados? ¿Cuándo se vuelve a dar de nuevo el pistoletazo de salida para el rally de fin de año?
Los mercados son estacionales como las cosechas, se siembra en el rally de fin de año y se recogen los frutos de la cosecha en mayo.
¿Tiene alguna razón lógica este comportamiento que se repite casi todos los años?
La estacionalidad de los mercados se puede dividir en tres periodos: el primero, que es el de sembrar, de septiembre a noviembre; el segundo, que es el de la cosecha, en mayo; y el tercer periodo, el de barbecho, durante los meses de junio, julio y agosto.
1. Primer periodo: de septiembre a noviembre
- Entre septiembre y noviembre, como en los San Fermines, se da el pistoletazo de salida y el toro (bull-market) empieza su faena.
- El rally de fin de año empieza con el conocimiento de las estrategias de los expertos financieros, que ven con buenos ojos las favorables perspectivas del año venidero. Ponen objetivos de crecimiento y ello lleva a que los inversores, no sólo no vendan sus posiciones, sino que aumenten su participación en los mercados. La suma de infinidad de inversores haciendo prácticamente lo mismo (comprar y/o mantener) lleva a que se produzcan subidas generalizadas de los mercados. Si el rally de fin de año no se produce, suele ocurrir que el siguiente año es un mal año de bolsa. En ocho de cada diez años hay un rally de fin de año.
- Entre ese pistoletazo de salida y el final de la carrera, hay periodos de cierta consolidación. Si el año se presenta muy esperanzador y los datos macro, micro y el entorno geopolítico es favorable (como lo está siendo este año), la consolidación es muy breve y apenas perceptible. ´Febrero y Semana Santa suelen ser periodos de consolidación.
2. Segundo periodo: mayo
- Los inversores van acumulando beneficios y, ante el periodo estival, se suelen aligerar las posiciones en activos de riesgo (renta variable, bonos convertibles, high yield, mercados emergentes, sectores cíclicos, etc.) y se buscan activos con menor riesgo (renta fija en general, bonos de corta duración, acciones defensivas y con altos dividendos, mercado local o mercados con menor volatilidad, etc.). Se realizan beneficios y se ven los mercados con una perspectiva más prudente y menos expuesta a riesgos impredecibles en los que “las manos fuertes” (los inversores institucionales), en caso de ocurrir un imprevisto, no suelen tomar posiciones, llevando a los mercados a caídas irracionales en periodos muy cortos de tiempo con recuperaciones súbitas: efecto V.
3. Tercer periodo: junio, julio y agosto
- Lo cierto es que los volúmenes de contratación decrecen de forma significativa en estos tres meses de verano y, en consecuencia, los mercados se quedan prácticamente paralizados, sin actividad. Una situación que suele crear un escenario de elevada volatilidad al faltar contrapartida en caso de un acontecimiento negativo imprevisto. Cualquier incertidumbre o imprevisto que conlleve riesgo, suele ser más penalizado que en otros periodos del año. El papel en los parqués suele tomar el protagonismo y no están los inversores institucionales que compensen con el dinero suficiente para mantener las cotizaciones. La oferta de papel es superior y, por tanto, las cotizaciones recortan. Es un buen periodo para haber aligerado posiciones y disfrutar del merecido descanso estival. Los hay que buscan gangas en estas caídas irracionales y situaciones de pánico.
Es sólo a la vuelta del verano cuando las gestoras, comités de inversión e inversores privados vuelven a tomar posiciones y retomar la actividad, normalizándose los volúmenes y el quehacer diario.
Dado que no es una ciencia cierta (aunque las estadísticas dan motivos para creer en la estacionalidad de los mercados) los hay que con las buenas noticias y el buen año que queda reflejado en rentabilidades positivas, deciden no reducir exposición. Es comprensible y más en años como este, en el que hay motivos para mantener los niveles de inversión. Todas y cada una de las zonas geográficas (Europa, EE.UU. y Asia) muestran crecimientos económicos y revisión al alza de estimaciones. Los resultados empresariales confirman las buenas perspectivas de crecimientos de los BPAs (beneficios por acción) y el panorama geopolítico parece mejorar con menos nubarrones populistas en Europa. No parece asomar la pata del lobo en ninguno de los riesgos que más preocupan a los mercados y la complacencia es muy alta.
Siendo esto cierto, debe tenerse en cuenta que las vacaciones de verano no son baratas, que los compromisos con hacienda, de mayo-junio, son ineludibles y por tanto los flujos de fondos son negativos y hay más presión de venta de títulos.
Con este panorama, las tres zonas geográficas de máxima importancia para los mercados tienen actualmente distintas valoraciones y riesgos dispares.
EE.UU.
EE.UU. lleva desde 2009 subiendo de manera ininterrumpida. Sus valoraciones están muy ajustadas, parcialmente justificadas por no verse el fin del ciclo económico, a la espera de la prometida reforma fiscal del Sr. Trump. Además, hay que añadir la buena evolución de los resultados empresariales del primer trimestre de 2017. Estos tres factores justifican el hecho de que el inversor mantenga sus posiciones. Cualquier imprevisto podría llevar a reducir exposición y las valoraciones ajustadas justificarían tal decisión.
Europa
Se presenta un periodo de bonanza, tras dos años de inyectar liquidez por parte del BCE, de caída del euro y mejora de las exportaciones y de un periodo de nuevo ciclo económico, tras los ajustes sufridos por la crisis financiera y económica de 2008. Las valoraciones, a diferencia de EE.UU. no están ajustadas y las perspectivas dan pie a mantener posiciones, a pesar del periodo estival. Los riesgos políticos han remitido, con los populistas, sin mayoría que les permita convocar referéndum alguno sobre la exclusión de algún país de la UE. Las elecciones legislativas francesas, posiblemente, se solventen con un parlamento fragmentado que haga difícil cualquier reforma crucial en Francia. Las elecciones germanas en septiembre tampoco muestran ruptura con el “satus quo”. Italia es otro cantar, pero ello se verá en otoño y no debería descontarse en verano. Mientras tanto, los datos macroeconómicos seguirán la tendencia positiva iniciada en el cuarto trimestre de 2016. Los resultados empresariales van cumpliendo con las perspectivas de los analistas, hecho que no se veía en casi una década.
Asia
De momento todo parece bajo control. Los datos macroeconómicos así lo avalan y la incertidumbre viene más por el lado de las trifulcas de Corea del Norte con los norteamericanos. No es moco de pavo, pero tampoco parece que, a corto plazo, se salga del cauce diplomático. En la cumbre de líderes el G20 que se celebra entre los próximos días 7 y 8 de julio en la ciudad alemana de Hamburgo se verán Donald Trump y Vladímir Putin. Se marcarán las líneas de actuación y/o líneas rojas.
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Mayo un buen mes para ajustar inversiones al perfil de riesgo.
Lo dicho, en mayo no hay grandes citas. El G20 será a principios de julio y con respecto a los Bancos Centrales, en principio, no se espera nada. Será posiblemente en junio o septiembre cuando la Fed vuelva a dar una vuelta de tuerca a la subida de tipos. El BCE no parece salirse del guión ya descrito en su última comparecencia. El 25 de mayo se reunirá la OPEP y no-OPEP en Viena para ratificar su programa acordado en noviembre de 2016.
Creemos que, a nivel macro, los datos continuarán siendo positivos en las tres zonas geográficas: EE.UU., Europa y Asia. Los buenos datos de indicadores adelantados deberán ir reflejándose en datos reales y lo normal es que los indicadores adelantados empiecen a perder cierto dinamismo.
La cita más importante será el plan fiscal del Sr. Trump. De culminarse su promesa electoral, ya casi todo estará descontado en los mercados. De no llevarse a cabo, sería la gran decepción de 2017.