#Filantropía — 15.08.2017

La filantropía en la generación millennial

Las nuevas generaciones están liderando las fundaciones familiares. Se encuentran en la encrucijada de caminos entre el peso del legado familiar y el deseo de innovar.

Descubra una de las cinco motivaciones de los filántropos millennials.

INTERÉS POR EL EMPRENDIMIENTO SOCIAL

Aunque parte de las anteriores generaciones de filántropos estaba también comprometida con las causas sociales, algunos no contemplaban la idea de donar a organizaciones con ánimo de lucro. La idea de financiar emprendedores sociales que usan modelos de mercado para combatir los problemas sociales, es atractiva para las nuevas generaciones de filántropos. “Estamos viendo un mayor interés de las nuevas generaciones por ir más allá del estrecho círculo de organizaciones sin ánimo de lucro o asociaciones de caridad, para apoyar o incluso invertir en empresas sociales,” dice SR. Vaccaro, CEO de Cerphi. “El hecho de que sean ellos mismso líderes empresariales, les hace estar más interesados en el emprendimiento.”

La influencia de los creadores de riqueza millennials también es significativa. Los esfuerzos filantrópicos de Mark Zuckeberg, fundador de Facebook, y Pierre Omidyar, fundador de eBay, son ejemplos claros. Matthew Bishop, editor senior del Grupo The Economist y co-autor de “Filantrocapitalismo: cómo donar puede salvar el mundo”, explica: “Esto está ejerciendo una gran presión en los herederos millennials para ser más ambiciosos, serios y emprendedores en su actividad filantrópica.”

Las opciones para realizar inversiones filantrópicas son cada vez mayores. Algunos jóvenes filántropos están invirtiendo directamente en emprendedores sociales o están incluso creando sus propias empresas sociales. Stéphanie Cordes, la hija mayor de 27 años de Ron y Marta Cordes, quienes crearon la Fundación Cordes en 2006, argumenta que apoyar al emprendimiento social permite a las personas salir de la pobreza en vez de requerir a la caridad. La fundación financia organizaciones como Indego África, que proporciona oportunidades de trabajo y educación a mujeres artesanas en África. Noemie Amisse-de Goÿs, 36 años, fundadora de la Fundación Amisse (creada con los fondos de la venta de la empresa de su padre), apoya a las mujeres en India que quieren empezar su propio negocio. “Estoy convencida de que para una mujer es esencial ser independiente. Las mujeres pueden ser más productivas si son reconocidas por su trabajo. La sostenibilidad es algo que tenemos en cuenta.” La Sr. Amisse-de Goÿs está directamente implicada en negocios sociales. Ha creado una compañía de energías renovables y ha lanzado una gama de cosméticos orgánicos con un diseño ecológico.

El creciente interés por las empresas sociales se encuentra también entre aquellos que han roto con las actividades filántropicas tradicionales de su familia. El Sr. Zniber, a través del Impact Lab, ha invertido en una compañía con ánimo de lucro: una granja de caracoles en Marruecos, con el objetivo de facilitar la inclusión social de las mujeres rurales. “Necesitaban una actividad que fuese lo suficientemente simple, que no les quitase demasiado tiempo de otro trabajo,” dice el Sr. Zniber.Una granja de caracoles no necesita mucho trabajo, y puedes empezar en una escala muy pequeña. Además, existe un mercado real de caracoles en Europa y producir caracoles en Marruecos es una ventaja competitiva. Así que se ajusta a la realidad de Marruecos.”

La Sr. Case (Fundación Case) identifica varios sectores emergentes que atraen a los jóvenes filántropos, sobre todo cuando se les acercan los emprendedores: FinTech (uso de tecnología para proporcionar servicios financieros a comunidades desatendidas); EdTech (uso de tecnología para extender el acceso a la educación entre las comunidades con reducidos ingresos); alimentación y agricultura (proporcionar acceso a comida saludable y asequible y prestar apoyo a pequeños granjeros); y energía (proporcionar acceso asequible a fuentes de energía limpia para las comunidades pobres). El Sr. Zniber explica que está interesado en la innovación “verde”, que supone desarrollar procesos y usar tecnología con el objetivo de minimizar los residuos.

Aquellos que no pueden participar directamente, pueden realizar donaciones al creciente número de asociaciones que apoyan y financian a emprendedores sociales. Ejemplo de esto es Acumen, que invierte en empresas que tratan de acabar con la pobreza global, y Ashoka, una incubadora para emprendedores sociales.

Mientras tanto, los beneficiarios tradicionales como las instituciones artísticas son de menor interés para esta generación. “Quieren apoyar a personas creativas y artistas,” dice el Sr.Berman, presidente y CEO, Rockefeller Philantrophy Advisors.Pero el deseo de apoyar a las instituciones artísticas que tradicionalmente han recibido la mayor parte de la financiación es menor”.