LA DIVERSIFICACIÓN ES CLAVE A LA HORA DE INVERTIR

En marzo de 2020, la decisión del estado de Arabia Saudí de aumentar su producción de petróleo sorprendió al mercado. Casi de inmediato, todas las bolsas del mundo vieron cómo sus principales índices de valores disminuían significativamente en un momento en el que el mercado ya estaba bajo presión debido a la crisis del Covid-19. En un contexto de declive generalizado, las acciones más afectadas fueron las de las empresas activas en el sector del petróleo.
Este cambio en el valor de un todo un segmento del mercado supuso un buen recordatorio de uno de los principios clave de la inversión: la diversificación. Surgida de la teoría de carteras, la diversificación procede de una idea muy simple, familiar para todos: “No pongas todos tus huevos en una misma cesta”
Cada tipo de inversión conlleva un riesgo. El riesgo es algo que el inversor debería tener en cuenta siempre.
La diversificación es una manera eficiente de gestionar los riesgos de la inversión. La diversificación supone repartir las inversiones entre una variedad de clases de activos, como acciones, renta fija, mercado inmobiliario, activos no cotizados y también entre diferentes zonas geográficas o sectores. Además, la diversificación ayuda a suavizar la rentabilidad de la cartera a lo largo del tiempo: a medida que una inversión aumenta, se compensa la pérdida de otra inversión, proporcionando así rentabilidades más regulares, bajo diversas condiciones económicas y de mercado.
No obstante, la diversificación no es tan sencilla de aplicar. El exceso de opciones de inversión para un inversor, capaz de invertir en múltiples clases de activos y en múltiples áreas geográficas, ha ampliado las opciones de diversificación, pero también ha hecho las cosas mucho más complejas.
Los riesgos subyacentes de cada clase de activo en cada sector y en cada área geográfica pueden ser muy diferentes a primera vista. Sin embargo, un análisis más profundo puede revelar correlaciones entre las clases de activos que podrían anular el beneficio de una estrategia de diversificación frente a riesgos específicos.
Esta complejidad y la necesidad de valorar el riesgo subyacente de cada clase de activo en cada sector y en cada área geográfica, hace que los gestores de carteras y los banqueros privados e investment managers sean tan importantes, especialmente para las familias y emprendedores que aspiran a obtener sólidas rentabilidades en un horizonte de inversión a largo plazo.
Algunas de las familias más exitosas y adineradas han establecido family offices dedicados, cuyo objetivo principal es el de interactuar con inversores profesionales de todo el mundo para diseñar estrategias de inversión personalizadas, con el objetivo de beneficiarse de la diversificación. De forma similar, los bancos privados llevan desarrollando durante décadas una oferta para co-construir, junto con los clientes, carteras de inversión verdaderamente diversificadas, en base al perfil de riesgo del cliente.
La adaptación del horizonte de inversión y del perfil de riesgo del cliente, junto con un profundo análisis de los riesgos subyacentes que existen detrás de una inversión, conforman el núcleo del valor añadido que ofrece un gestor de patrimonio.
Esta experiencia, este enfoque sistemático para entender los riesgos y la habilidad de buscar oportunidades de inversión para nuestros clientes, ya sea en forma de asesoramiento o de gestión discrecional, han sido el sello distintivo de BNP Paribas Wealth Management desde su creación hace ya más de un siglo.
Creemos en la diversificación como parte central de la construcción de carteras y de la gestión de patrimonio. Los recientes acontecimientos, no han hecho más que reforzar esta convicción.