RENTA VARIABLE, UN BINOMIO RENTABILIDAD RIESGO POCO ATRACTIVO
Aunque pensamos que el ciclo de mercado alcista aún no ha terminado, mantenemos una postura negativa con respecto a la renta variable a corto plazo y una postura neutral en el medio plazo. El binomio rentabilidad-riesgo potencial poco atractivo para los próximos meses, justifica que nos centremos en la preservación del capital después de varios años de opinión positiva.
Un sentimiento de “déjà vu"
La renta variable ha tenido un buen comportamiento las últimas semanas.
El principal motor de este crecimiento ha sido el Banco central Europeo, por su mensaje a los mercados en el que decía que, “en ausencia de una mejora, se necesitarán nuevas medidas de estímulo”. Bajadas de tipos y nuevas compras de activos, serían opciones posibles.
El segundo motor ha sido la posibilidad de que los presidentes Trump y Jinping tengan una “reunión prolongada” en el G20 que tendrá lugar en Osaka el 28 y 29 de junio.
La Reserva Federal también ha contribuido a reforzar el sentimiento positivo al calificar como “moderado” el crecimiento de la actividad económica, en vez de “sólido”, lo que abre la puerta a nuevas posibles bajadas de tipos.
Existe un sentimiento de “déjà vu” con todo estos acontecimientos. Este año hemos asistido a uno de los mejores comienzos de año de todos los tiempos, con la combinación de unos bancos centrales girando de nuevo hacia políticas monetarias más laxas o “dovish”, con un creciente optimismo sobre le desenlace de la guerra comercial entre EE. UU y China. Es cierto que los mejores datos de China también contribuyeron al rally. Las expectativas de crecimiento del consenso y las perspectivas de beneficios se han revisado a la baja. Actualmente estamos asistiendo a una subida de la renta variable a pesar del deterioro de los fundamentales.
Un trasfondo poco inspirador
Uno de los indicadores más seguidos de la salud económica es el índice basado en encuestas a los directores de compras de las empresas mas representativas (PMI), sobre todo su componente manufacturero. Este índice ha alcanzado recientemente el nivel de 49,8, es decir que ha caído por debajo del nivel de 50 de expansión/contracción. Esto reduce la posibilidad de que se produzca una re-aceleración en la segunda parte del año. Este mensaje está respaldado por otros datos, como la fuerte caída en las importaciones globales de bienes de capital o la encuesta de Actividad Manufacturera del New York Empire State sobre las condiciones generales de la economía o las exportaciones no petroleras de Singapur que registraron su tercera caída consecutiva de doble-dígito.
Las desfavorables tendencias macroeconómicas están acompañadas por un deterioro en las previsiones de beneficios. Según Bloomberg, 10 de 24 estrategas han revisado a la baja sus previsiones de beneficios para el S&P500 en 2019 durante el último mes.
No es por tanto una sorpresa que los bancos centrales estén alarmados. El problema, sin embargo, es que el coste del capital no es una restricción. Como dice el dicho: "puedes llevar un caballo al agua pero no puedes obligarlo a beber". Afortunadamente, vemos suficientes razones para que los consumidores sigan gastando de manera moderada, gracias al aumento de los salarios y al bajo desempleo, y para que las empresas sigan invirtiendo, dados los altos niveles de utilización de la capacidad y la necesidad de modernizarse. Por lo tanto, en nuestro principal escenario, no vemos todavía una posible recesión en el horizonte.
El binomio rentabilidad-riesgo no es atractivo.
La combinación de un crecimiento de los beneficios de un solo dígito con unas valoraciones ajustadas y unas tensiones comerciales que persisten, nos lleva a mantener bajas las expectativas con respecto al potencial alcista de la renta variable.
Si el potencial alcista es limitado, los riesgos a la baja tampoco son tan significativos. De acuerdo con la encuesta más reciente de Bank of America Merrill Lynch, la inversión en renta variable han visto su mayor segunda caída histórica y los niveles de efectivo su mayor aumento desde 2011. Por nuestro lado, todavía no vemos una recesión y esperamos que las autoridades estén muy atentas a los posibles riesgos a la baja.
El resultado es que el binomio rentabilidad-riesgo es poco atractivo.
Preferencia por la preservación del capital
El próximo mes, la duración del actual período de expansión llegará a los 120 meses, lo que lo convertiría en el más largo junto con el que tuvo lugar entre 1991 y 2000, según datos de Estados Unidos. Hay una serie de cuestiones estructurales como la demografía o la deuda que, en el actual contexto de tensiones comerciales persistentes, podrían hacer descarrilar nuestra visión positiva a medio plazo, con respecto a la renta variable.
Combinando estos elementos con nuestra visión de un binomio rentabilidad-riesgo poco atractivo, recomendamos centrarnos en la preservación del capital. El actual “rally” es una oportunidad para tomar beneficios.
Próximos pasos
Para medir cuánto tiempo mantendremos esta postura prudente, centraremos nuestra atención, en primer lugar, en la próxima reunión del G20 (28 y 29 de junio), de la que no esperamos que se produzca ningún acuerdo entre EE. UU. y China, sino compromisos para seguir negociando. A continuación, observaremos de cerca los componentes de los nuevos pedidos de las encuestas PMI, los agregados monetarios, las condiciones de la financiación, las revisiones de los beneficios y las sorpresas económicas. Por último, seguiremos de cerca los riesgos relacionados con el Brexit y con la situación en Italia.
Conclusión
Reiteramos que todavía no anticipamos el final del mercado alcista, pero es probable que en los próximos meses se produzca una gran volatilidad y se mantengan los diferentes riesgos. Nuestra decisión es centrarnos en preservar el capital.