REVISAMOS A LA BAJA EL CRECIMIENTO Y LA INFLACIÓN
No creemos que veamos un acuerdo comercial entre EE. UU. y China el próximo año. La incertidumbre generada por el conflicto comercial entre estos dos países ha sido la principal razón de la desaceleración mundial actual que sobre todo ha afectado al sector manufacturero y al comercio. Las economías lideradas por las exportaciones, como Alemania, seguirán bajo una fuerte presión.
En este entorno, hemos revisado a la baja la mayoría de nuestras perspectivas de crecimiento e inflación.
Con respecto a la zona Euro, pensamos que continuará creciendo gracias a la buena capacidad de recuperación de la economía francesa. Sin embargo, continúan existiendo riesgos, como el Brexit, que amenazan las perspectivas de crecimiento.
En EE. UU., la economía debería evitar una recesión, a pesar de estar creciendo a un ritmo más lento, gracias a la solidez del consumo. No obstante, como el consumo de los hogares es el principal impulsor del crecimiento, la economía americana es vulnerable a cambios de sentimiento de los consumidores.
Respecto a China, una desaceleración significativa en la demanda interna, combinada con el efecto negativo de los aranceles, probablemente provocará que el crecimiento económico caiga por debajo de la barrera simbólica del 6% en 2020. Las autoridades chinas están listas para proporcionar estímulos fiscales adicionales para mitigar la desaceleración.
Un crecimiento débil y una inflación persistentemente baja dejan a los bancos centrales con margen para políticas monetarias más laxas. A pesar de la flexibilización monetaria sin precedentes, las expectativas de inflación siguen siendo muy bajas en las economías desarrolladas. Por otro lado, es probable que las autoridades fiscales intensifiquen sus esfuerzos para estimular la economía. El impacto de la política fiscal solo se verá a finales de 2020, debido al retraso en su implementación, pero el impacto en la confianza empresarial y de los consumidores podría apreciarse mucho más rápido.